Criptomonedas, blockchain, bitcoin…todos ellos conceptos que han entrado en nuestras vidas de forma atropellada, y sin todavía margen de conocer sus intenciones.
Las nuevas tecnologías aplicadas a nuestro día a día tiene muchas cosas buenas, aunque también varias de no tan ventajosas; entre las más importantes, destaca la inseguridad jurídica y falta de normativa en este nuevo sector, en crecimiento cada vez más.
Las criptomonedas
Una criptomoneda es una moneda virtual que sirve para intercambiar bienes y servicios a través de un sistema de transacciones electrónicas sin la necesidad de un intermediario.
El bitcoin es el tipo de criptomoneda que más se ha puesto de moda en los últimos tiempos, por la revalorización que ha experimentado en bolsa en tiempo récord (llegando a cotizar a más de 10.000 dólares hará cosa de un mes).
Empresas multinacionales ya se han apuntado al carro de facilitar a los usuarios la compra a través de las llamadas criptomoneda. Uno de los últimos, la empresa española de alimentación Nostrum, quien ha lanzado criptomonedas para financiar su expansión en el extranjero.
No obstante, no es oro todo lo que reluce.
De hecho, fue el proyecto de Nostrum el que puso en alerta a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, quien ha lanzado recientemente un aviso de “nivel alto riesgo”, refiriéndose a las operaciones con criptomoneda.
Los reguladores nacionales, así como también a nivel de la Unión Europea, han empezado ya a analizar el fenómeno en base a los pronunciamientos de instancias internacionales y supervisores de terceros países.
Normativa aplicable: Ley de mercado de valores
En palabras de la misma CNMV, las ICO deben «quedar sujetas a las reglas aplicables a la oferta y distribución de valores convencionales».
Lo anterior pasa por la aprobación de un folleto informativo, la intervención de entidades financieras registradas en el proceso de comercialización y la aplicación de las reglas de la normativa Mifid en lo relativo a la protección de los inversores.
La desregulación de las criptomonedas, como los bitcoins o los ethereum, facilita los procesos especulativos y las estafas por el carácter anónimo de muchas de sus transacciones.
En la actualidad, se estima que se negocian algo menos de 1.400 divisas virtuales diferentes, un número que ha crecido de forma exponencial en el último año apoyado en el rally del bitcoin.
Los robos de carteras por parte de piratas informáticos han hecho aparecer un nuevo temor entre los inversores que se añade al vértigo de su espectacular subida. También ha impactado de forma negativa la propuesta de prohibir las transacciones anónimas en Corea del Sur, país que en ocasiones mueve el 25% de la negociación de la divisa.
Hay que ser optimistas, a la vez que cautos, con las facilidades de las nuevas tecnologías.