En las últimas semanas nuestro despacho está recibiendo varias sentencias dando la razón a accionistas del Popular y obligando a Santander a asumir la contingencia. El argumento siempre es el mismo: el folleto de ampliación de capital del Popular no reflejaba la imagen fiel de la situación económico-financiera del banco. Por lo tanto, las sentencias estiman que un consumidor medio, “normalmente informado y razonablemente perspicaz” no pudo conocer la verdadera realidad de lo que estaba comprando.
En definitiva: que compró ‘mercancía averiada’ y que, por lo tanto, el responsable de dicho ‘folleto fake’ debe de responder. Como el responsable es el Popular, actualmente propiedad al 100% del Santander, es el Santander quien debe de hacerse cargo de que el Popular engañara al mercado con unas cuentas falseadas.
Varias sentencias responden además a la argumentación del Santander de que el Popular fue intervenido por una crisis de liquidez. Si el problema hubiera sido de liquidez, señalan, no se habría liquidado el banco por un euro. Tampoco se habría reformulado las cuentas pasando de beneficios a abultadas pérdidas. El problema, concluyen, era de fondo: el banco no era solvente en el momento de la emisión del folleto de la ampliación de capital y se falsearon las cuentas para captar financiación en una huida hacia adelante que terminó por arruinar a miles de pequeños ahorradores.
Es muy curioso que en algunos casos se comercializaran estas acciones con el argumento de “no somos Bankia”, cuando en realidad lo que ha pasado es una nueva versión del ‘caso Bankia’, como nuestro despacho defendió desde que estalló la crisis. Los paralelismos son demasiados. El accionista de Bankia acudió a la OPV con la información de un folleto que no representaba la realidad financiero-patrimonial del banco. Por eso muchas sentencias le dan la razón a los accionistas que acudieron engañados a la OPV.
Ahora ocurre exactamente lo mismo: muchos accionistas del Popular acudieron engañados por un folleto que resaltaba la solvencia del banco y que presentaba la ampliación de capital como una estrategia para acelerar el regreso a dividendos y garantizar los requerimientos de capital. Aunque el folleto hablaba del riesgo de devaluación de activos, señalaba que en ningún caso ponía en ‘solfa’ la solvencia del banco.
Los hechos han demostrado que el folleto escondía la realidad de unas ‘subprime autóctonas’ que concluyeron en que el valor del banco pasara a ser un euro. Y como muy bien explican las sentencias aludidas, la crisis de liquidez no explica por si sola la resolución a un euro.
En el caso del Popular hay varias vías de reclamación para los accionistas. Está la vía europea, en la que nosotros también estamos presentes. Está la vía penal que nosotros desaconsejamos porque es más larga y menos interesante si lo que se pretende es recuperar los ahorros. También está la vía administrativa porque el Frob y el Banco de España tienen una responsabilidad en todo lo ocurrido en el ‘caso Popular’.
Pero la vía más segura y rápida para recuperar lo invertido es lo que llamamos la ‘vía española’, es decir, la reclamación civil ordinaria. E igual que ocurrió con el caso Bankia, se puede producir un verdadero ‘tsunami judicial’, ahora que el término paree ser moda… Porque la falsedad del folleto no exige analizar las circunstancias personales ni el grado de conocimiento ni la transparencia del comercial. Es decir, es objetiva y por tanto ajena a circunstancias subjetivas.
El fallo estuvo en el origen, en el mismo ‘folleto fake’ que no reflejó la imagen fiel del banco. Por lo tanto, no hay que demostrar ni alegar nada más. Simple y sencillamente: el folleto fue falso y obviamente nunca tuvieron medios ni capacidad para conocer la verdadera realidad económico-financiera del banco.
Por supuesto que Banco de España y CNMV y hasta la EBA tuvieron responsabilidad. El folleto fue auditado y publicado por CNMV, el Banco de España supervisaba el banco, PWC lo auditaba y la EBA ejercía la supervisión europea. Ninguno dio la voz de alarma y deberán de asumir sus responsabilidades. Pero siendo esto más relevante desde el punto de vista institucional, la mejor vía para que el pequeño inversor recupere sus ahorros es la vía civil: reclamar al heredero del Popular, el Banco Santander, su responsabilidad por un folleto que falseaba las cuentas y que nos hizo comprar una realidad que no existía. Las actuales resoluciones apuntan en este sentido y estoy seguro que en las próximas semanas se irán conociendo más sentencias en la misma dirección, facilitando de esta manera la recuperación de los ahorros de miles de accionistas.
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